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Es normal darse cuenta de la propia vulnerabi-

lidad

, pensar que en cualquier momento se puede

perder todo, a las personas queridas y la propia

vida. Se pierde la ilusión de control con la que

acostumbramos a vivir.

Es normal buscar explicaciones lógicas a lo

ocurrido, por qué, para qué, con qué fin, cómo

puede alguien

. Es normal que tratemos de utili-

zar la lógica y nos preguntemos por qué había de

pasarle a él que era una buena persona. Antes o

después tendremos que aceptar que es imposible

dar respuestas lógicas a cuestiones tan ilógicas.

Es normal sentirnos solos y pensar que nadie

puede comprendernos ni hacerse a la idea de

por lo que estamos pasando

. Pero incluso las fra-

ses más hechas y los consejos menos apropiados

pueden haber sido pronunciados con la intención

de ofrecernos apoyo y nos sentiremos mejor si de-

jamos abierta esa posibilidad.

Es normal que evitemos pensar en lo que nos

ha pasado

, a veces negándolo o llegando incluso

a olvidar aspectos del acontecimiento, pero no te

asustes, es un modo normal de reaccionar para

atenuar el sufrimiento en los primeros momentos.

¿ Q U É S Í N TOM A S

F Í S I C O S S O N

N O R MA L E S ?

C

omo parte de la respuesta de nuestro orga-

nismo en su intento de superar la situación

se producen una serie de síntomas físicos

que, lejos de ser patológicos, son respuestas nor-

males de nuestro cuerpo en su afán por sobrevivir.

Estas reacciones características de situaciones de

intensa amenaza alertan al máximo nuestros recur-

sos físicos para actuar en una situación de peligro

y es posible que sigamos activados y las reacciones

continúen mientras nuestro organismo siga valoran-

do que la situación amenazante no ha terminado e

incluso algún tiempo después.

Es normal un exceso de activación, una ten-

sión exagerada, sobresaltarse con facilidad,

el nerviosismo, el exceso de sensibilidad ante

señales que antes no provocaban nada (p. ej.,

ruidos), la sensación de agitación y las taquicar-

dias

, como respuestas típicas de nuestra situación

de máxima alerta tras un atentado, lo que puede

durar horas, días e incluso semanas

Es normal que sintamos una fatiga intensa,

dolores corporales difusos e inespecíficos, difi-

cultades para dormir, pérdida de apetito, can-

sancio

como consecuencia de que nuestro me-

tabolismo está actuando muy por encima de los

requerimientos normales y habituales.

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